Monday, January 22, 2007

Cinco horas de tensión Acapulco

Más allá del oropel de la discotecas, los lujosos hoteles y restaurantes, está el Acapulco bronco. Lo saben los federales y los marinos que realizan esta noche un operativo más en varias de las colonias populares catalogadas como "de alto riesgo". Ahí, donde abundan las narcotienditas, unas 800 aproximadamente en todo este puerto, y ocurrieron la mayoría de las 183 ejecuciones cometidas en esta ciudad en 2006 -60% más que las ocurridas en Tijuana en el mismo lapso- por la lucha que sostienen los cárteles de Sinaloa y el del Golfo.

Son las primeras horas de la madrugada del sábado. En la costera Miguel Alemán la fiesta del Acapulco dorado parece interminable. Entre música, turistas y cientos de taxis, el convoy de ocho camiones y 10 camionetas de federales y miembros de la Armada se enfila a la zona más profunda de este puerto. Todos van callados a bordo de los vehículos oficiales. Antes revisaron sus armas, chalecos antibalas y cascos. Nadie sabe con qué peligros se pueden topar, ya que el crimen organizado acecha aquí.

Serán cinco horas de operativo nocturno. Sin dormir, con la tensión al máximo. Van sólo cuatro mujeres oficiales. Son ellas las encargadas de checar a sus iguales, en caso de ser necesario. Y como sus más de 300 compañeros, están permanentemente en alerta con sus rifles automáticos al hombro. No pierden detalle en esta acción encuadrada en el Operativo Conjunto Guerrero, donde participan más de 7 mil 600 hombres del Ejército, la Armada de México, la Policía Federal Preventiva (PFP) y la Agencia Federal de Investigación (AFI).

El operativo se concentrará en la colonia Progreso, uno de los barrios más "peligrosos" entre las casi 550 colonias y asentamientos irregulares existentes en Acapulco. La misión no es fácil, porque además se hará acto de presencia en una zona donde hay un baile multitudinario con la banda El Recodo. Se teme que pudiera suceder incluso algún atentado, pues esta banda es sinaloense. Ya ve, dice el supervisor de la PFP, Marco Antonio Sánchez, como ya hay hasta ejecuciones de artistas por cantar determinadas canciones.

La primera parada es a un costado del mercado municipal. De inmediato los marinos son los primeros en bajar de sus camiones y distribuirse a lo largo de las calles de la zona. Los elementos de la PFP crean un cordón de seguridad mientras los integrantes del Grupo de Operaciones Especiales (Gopes) se colocan en los cruces de calles. Es una acción previamente acordada. Nadie que deba ser revisado podrá salir del cuadrante de seguridad. Además, tan sólo el número de marinos y agentes federales hace que nadie intente siquiera protestar cuando es requerido para revisión.

Y si no, que lo digan los ocho jóvenes que viajaban en cuatro motonetas y que fueron los primeros a los que se les marcó el alto. Se pararon en seco. Nadie habló. Todos levantaron las manos. Los propios elementos de las fuerzas especiales sonrieron y les dijeron que sólo era una revisión. Los muchachos respiraron aliviados y al final, luego de unos 10 minutos, pudieron seguir su camino sin mayor incidente.

La presencia de la policía inhibió a muchos. Algunos prefirieron irse del lugar, situado en la zona centro de Acapulco, uno de los puntos más conflictivos para la venta de droga. La mayoría lo hizo caminando, pero otros a bordo de sus vehículos. En el caso de automóviles, las revisiones a sus ocupantes fueron aleatorias. Lo mismo se sometió a revisión a taxis -algunos dicen que hay uno por cada acapulqueño- que camionetas de lujo o vehículos de carga; incluso hasta el auto de los escoltas del gobernador Zeferino Torreblanca fue sometido a revisión pese a que los guardaespaldas alegaban que ellos eran también policías.

Uno a uno, decenas de automóviles y camionetas, incluido uno tipo Hummer, fueron inspeccionados. Los ocupantes de los mismos debieron identificarse para ser cotejados sus datos en la base del Centro de Control de Mando. Pero no hubo detenidos ni se detectaron vehículos robados. pero también no hubo mayores protestas por parte de la gente. Florencia, una de las cuatro mujeres del Grupo de Operaciones Especiales de la PFP, comentó que si bien pueden ser molestas las revisiones, las personas al final "se van tranquilas".

Son casi las 6:00 horas del sábado, aún no sale el sol, pero es hora de regresar a la base. Los marinos y los policías van fatigados; igual regresan en silencio. La fiesta en la costera sigue. Se escucha aún la música, se ve a grupos de hombres y mujeres caminar por esta que es la principal avenida del Acapulco dorado...

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