Friday, August 26, 2005

Cuando muere una ciudad


Desde que tengo uso de razón he vivido en Acapulco. Los primeros recuerdos que tengo, eran de una ciudad cálida, personas amables, playas hermosas y muchos turistas. Durante los setentas habían menos edificios, vegetación abundante, el calor no era asfixiante. Era una ciudad tranquila donde se podía crecer sin sobresaltos.
Ahora las cosas han cambiado, las áreas verdes se reducen casi a diario. Los parques los utilizan como mercados, los automóviles son tantos como personas, especialmente el transporte público, ya no hay lugar en las calles para la cantidad de vehículos que circulan.

La inseguridad merece su párrafo aparte, en los viejos días era extraño saber de un crimen violento. Es decir, siempre hubo criminales pero hoy en día utilizan la violencia con saña. No es extraño abrir el periódico y saber de tres ejecuciones, de decomisos de drogas (http://www.suracapulco.com.mx/justicia.htm). No es que culpe a los que trafican con mercancías de dudosa reputación, el fenómeno se veía venir desde la década pasada, cuando los últimos alcaldes priistas de la ciudad gobernaban, caso específico de Rene Juárez Cisneros, quienes se esforzaron por destruir lentamente al puerto.

Desde el punto de vista de los visitantes, la cuestión se presenta diferente. Tengo un amigo norteamericano llamado John. John viene tradicionalmente a pasar sus vacaciones aquí, sin embargo, esta vez decidió que movería sus operaciones lúdicas a Tailandia ¿las razones?
1-. Sus amigos se espantaron, huyeron despavoridos con el asunto de las redadas gay y pedofilia.
2-. La ciudad se ha vuelto insegura, él mismo fue asaltado.
3-. La ciudad es cara, comparada con otros centros vacacional les cuesta a nuestros visitantes hasta tres veces más venir.
Los visitantes tienen la opción de irse a otro lugar a vacaciones ¿pero que hacemos nosotros que hemos hecho toda una vida en esta ciudad? Estamos atados a una industria turística decadente, una inseguridad galopante, impuestos que rayan en la esclavitud y lo que es peor, gobernantes cada vez más brutos, ineptos y corruptos.
Es triste ver como mi ciudad muere cada día, ante tal perspectiva, doy unos puntos fáciles para matar tu puerto turístico:
1-. Ensucia tus playas con descargas de aguas negras.
2-. Deforesta y enajena toda área verde disponible (parques públicos incluidos).
3-. Paga una miseria a la policía.
4-. Trata como mercancía a los turistas a los cuales deberías servir.
5-. Deja que se amontone la basura por cerros.

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